sábado, 15 de octubre de 2011

Simuladores de alto nivel académico y de todo tipo

(Y cualquier parecido con la realidad.... es mera simulada, aunque sin nombres porque se dice el pecado...)


Una persona dedicada, presumiblemente, a la investigación académica en una prestigiosa institución de educación superior en un estado vecino al DF, me escribe un correo electrónico (hace unos tres meses), presentándose como "amistad" de una otra persona relacionada conmigo de cierta manera, y me solicita un trabajo de traducción al inglés de un texto de su autoría. Me indica que el trabajo se hará para "su institución" y que será ésta la que pagará mis servicios. Días después me escribe por el mismo medio alguien en nombre del administrativo de dicha institución solicitando cotización formal, curriculum vitae, credenciales académicas y personales, formatos a llenar, escritos varios, un recibo de honorarios y un contrato firmado, papeles que tuve que enviar por correo electrónico y algunos originales por mensajería. Recibo el texto, hago la cotización, envío los papeles y comienzo a trabajar. Se trataba de un texto complicado, no por el contenido, el cual, a mi entender no reflejaba ningún gran aporte académico, sino por el estilo literario barroco de la persona que lo hizo.  Unas dos semanas antes de la fecha de entrega,  la persona autora del texto me pregunta si ya empecé, contesto que sí y se muestra feliz, pero no pregunta nada más ni mantiene más comunicación conmigo. Un mes después, en la fecha acordada con la institución, entrego la traducción, con copia a la persona interesada aclarando que requerirá corrección de estilo y que quedo en espera de comentarios o cualquier cuestión que convenga en cuanto a la traducción, suponiendo que quizás allí comenzaría a aparecer un interés más patente por  trabajar en conjunto los problemas que hubiera que corregir o atender. Al no recibir respuesta de ninguna de las partes a quienes envié el texto, me comunico por teléfono un par de días después a la institución y me indican que sí lo recibieron, que están contentos por la puntualidad y que sólo necesitan un oficio de conformidad --de parte de la persona que solicitó el trabajo-- para poder liberar el pago. Por correo electrónico me comunico con la persona que escribió el texto y me dice que revisará el trabajo y que hará el oficio para que se me pague. Días después recibo copia de un correo suyo, dirigido a alguien de su institución, solicitando se me pagara porque el trabajo era de su "entera satisfacción" (documento firmado del que me anexa copia). Acto seguido, recibo el pago. A los dos días recibo un nuevo correo de la persona autora del texto, esta vez, diciendo que ha sometido mi trabajo al escrutinio de una "amistad" de origen estadounidense y que el trabajo está absolutamente mal y que deberá hacer que se traduzca de nuevo. Con sorpresa y desconcierto, le respondo que  no estoy de acuerdo con que se requiera una nueva traducción, pero que le reitero que el texto necesita en efecto trabajo de corrección de estilo, y ofrezco hacerme cargo de esto, sometiéndolo a la corrección de alguien de lengua inglesa. No me responde sino hasta varias semanas después insistiendo en que lo que desea es dinero para poder mandar hacer de nuevo la traducción, para lo cual me pregunta "¿cuánto te pagó mi institución?" . Ya con más suspicacia que sorpresa, le digo que "dada la situación" aceptaba yo hacer la devolución que la institución me solicitara formalmente, explicandome las razones por escrito de manera puntual y --por razones de transparencia contable-- dándome el contrarrecibo correspondiente. Otra vez hubo silencio por varias semanas. Hace un par de días, recibo de nuevo un correo de esta persona en la que dice que la institución le respondió que no puede hacer ya nada porque ha dado el trámite por concluido y que por lo tanto, porque "las cosas no salieron como pensabamos", me invita a "descargar mi conciencia" (al mejor farragoso estilo de Cesare Borgia) dándole la mitad del pago recibido "en un arreglo personal" para que pudiera contratar los servicios de alguien más para la traducción de su texto. 
¿Qué pensar de todo esto? Es sorprendente que a esta persona nunca pareció interesarle la traducción, sólo insiste en el dinero... obviamente no pienso ya responderle siquiera, tengo demasiado trabajo y cosas que valen la pena hacer, pero decidí escribir esta anécdota, para CARGAR NUESTRAS CONCIENCIAS y hacernos las preguntas que correspondan, para no dar por natural lo aberrante de la simulación y la corrupción... [en palabras de Brecht: No acepten lo habitual como cosa natural pues en tiempos de desorden sangriento, de confusion organizada, de arbitrariedad conciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar.]


Por mi parte, la preguntas que surgen: ¿tan poco ganan los investigadores mexicanos (aún los de apellido europeo) que necesitan instrumentar otras formas de ganarse unos pesos? (muy pocos por cierto, porque lo cobrado fue realmente poco)
¿O es pura torpeza e ingenuidad de su parte por liberar el pago sin revisar el trabajo, como parece querer que yo crea? Y que no creo, porque para más dato, buscando en Internet (que como el oráculo de Apolo, da señales aunque no diga nada claramente, Heráclito dixit), me di cuenta que el tema del texto traducido lo ha trabajado mucho, muchas veces, durante mucho tiempo, incluso en inglés ha dado alguna conferencia al respecto, extraña entonces que no conozca otros traductores, que no tenga incluso ya el famoso texto más que traducido (la verdad no entiendo tampoco porque las instituciones pagan por un refrito vuelto a freir hasta la náusea)... ¿será que ya agotó el recurso con otros varios colegas traductores con el mismo modus operandi de requerir un servicio a "su institución", hacer que ésta lo pague y luego solicitar una "comisión" alegando una inconformidad post factum


Y como colofón, significante insistente (que no natural) de los tiempos, hoy, después de mucho oír que eso ocurre, pero a mi no me había pasado in the flesh, recibí una llamada telefónica de esas con alguien llorando que se hace pasar por un hijo secuestrado... y como tal cosa no podía ser, no acerté a hacer otra cosa más que decir "¿ah sí? pues cuídate mucho" y colgué. Sé que después de mi llamaron a alguien más y así hasta que alguien caiga... Se queda uno con ganas de decir algo más, de hacer algo más... 

...y mientras tanto, en otros rumbos de ciudad gótica...unos en campaña, otros (¿o son los mismos?) en el castillo discutiendo los avatares de la violencia en la república simulada...

Por lo menos que quede el registro, o como dice un abogado cercano, "la denuncia de los hechos".


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